Del verde absoluto al cemento total. Así, más o menos, es el viaje de Christian Alejandro Torres,
de 12 años, desde la localidad de Sumapaz hasta la localidad de Teusaquillo, una vez al mes.
Pero
él, pese a que el ruido es lo que más le molesta (nació y vive en el Sumapaz), se cambia el chip con gusto por una sola razón:
quiere ser locutor.
Primero pensó en ser médico, pero cuando ingresó al programa radial
Palabrotas le dijo a su papá que cambiaba de profesión. El espacio es de la Secretaría de Integración Social (véase recuadro).
En cada viaje, a Christian Alejandro lo acompaña Nancy Jasbleidi, de 13 años, que también vive en el Sumapaz.
Ella, en la vereda Toldo y él, en Granada, a una hora de camino.
Por las distancias,
los niños pasan tres días en Bogotá. El viaje desde el Sumapaz dura 4 horas, así que llegan en la víspera, están el día del
programa y al siguiente regresan.
Christian ya es un 'ducho' en asuntos radiales. Acomoda
el micrófono, hace la prueba de voz y se lanza al aire.
El tema del día -el viernes
pasado- fue el trueque. Hubo uno en Usme y los niños prepararon el espacio con anterioridad.
Vanessa
Gómez, coordinadora y quien les ayuda a organizar la continuidad del programa, dice que el objetivo de Palabrotas es que los
niños hagan todo, "investiguen sobre el tema, realicen las entrevistas y preparen las preguntas para los oyentes que llaman
y los invitados", cuenta.
Ella, tres días antes de que el programa salga al aire, viaja
al Sumapaz para coordinar la emisión.
Christian, con seguridad y el pelo medio parado,
cuenta la historia del trueque y agrega que, en su localidad, sigue siendo común. Tanto como caminar y sentir debajo de los
pies el agua que brota de la tierra, por todos lados. Lleva puesta una camiseta de Millonarios, su equipo, y luce una permanente
sonrisa de oreja a oreja.
Nancy Jasbleidi es más tímida, de cachetes colorados y pelo
largo.
En el estudio, tres niños más acompañan a los locutores del día: Nancy, Juliana y José, de 5 años,
que vienen por primera vez como invitados y el tema de la radio no es, todavía, lo suyo.
Eso sí, están 'tramados' con el micrófono y el audífono. Pero cuando les hacen alguna pregunta,
responden sí o no con la cabeza, lo que obliga a Jenny Patiño, otra de las presentadoras, a responder por ellos.
Recorriendo la mesa, sin parar, José Luis, el productor, suda durante la hora del programa. Da
indicaciones y motiva a los invitados.
Sus crespos se mueven y siempre sonríe, mientras Christian, nuestro conductor estrella, aprovecha
los últimos segundos de Palabrotas para hacerle propaganda a su localidad: "Soy de donde hay 45 lagunas y para darle la vuelta
a una de ellas tiene que caminar una hora", expresa.
Después de terminar el programa, los niños salen a la terraza de la emisora y se comen un refrigerio.
Christian se tapa los oídos. El ruido hasta lo asusta. Pero lo soporta, porque será locutor. "El mejor", dice, y muerde un
sánduche de jamón y queso.
Para que los niños se encuentren
Dos niños son los conductores principales de cada programa y en total son 40 menores de las 20 localidades (dos de cada
una) y estudiantes de colegios distritales.
El objetivo es promover sus lugares de residencia, contar qué hay en ellos y servir de puente entre los niños.